Friday, September 15, 2006

Un testimonio acerca de la muerte de Victor Jara pero mas que todo es para hacerle saber a un querido amigo que puede que Chile tenga la mejor economia del Sudamerica pero el costo social fue inmenso.

Y llegamos al fatídico SABADO 15 DE SEPTIEMBRE DE 1973. Cerca del mediodía tenemos noticias que saldrán en libertad algunos compañeros de la UTE. Frenéticos empezamos a escribirles a nuestras esposas, a nuestras madres, diciéndoles solamente que estábamos vivos. Víctor sentado entre nosotros me pide lápiz y papel. Yo le alcanzo esta libreta, cuyas tapas aún conservo. Y Víctor comienza a escribir, pensamos en una carta a Joan su compañera. Y escribe, escribe, con el apremio del presentimiento. De improviso, dos soldados lo toman y lo arrastran violentamente hasta un sector alto del Estadio, donde su ubica un palco, gradería norte. El oficial llamado el Príncipe tenía visitas, oficiales de la Marina Y desde lejos vemos como uno de ellos comienza a insultar a Víctor, le grita histérico y le da golpes de puño. La tranquilidad que emana de los ojos de Víctor descompone a sus cancerberos.- Los soldados reciben orden de golpearlo y comienzan con furia a descargar las culatas de sus fusiles en el cuerpo de Víctor. 2 Veces alcanza a levantarse Víctor, herido, ensangrentado. Luego no vuelve a levantarse. Es la última vez que vemos con vida a nuestro querido trovador. Sus ojos se posan por última vez, sobre sus hermanos, su pueblo mancillado.
Aquella noche, nos trasladan al Estadio Nacional y al salir a la antesala del Estadio Chile vemos un espectáculo dantesco. Treinta o cuarenta cuerpos sin vida están botados allí y entre ellos, junto a Litre Quiroga, Director de Prisiones del Gobierno Popular, también asesinado, el cuerpo inerte y el pecho perforado a balazos de nuestro querido VICTOR JARA. 42 balas. La brutalidad fascista había concluído su criminal faena. Era la noche del Sábado 15 de Septiembre. Al día siguiente su cadáver ensangrentado, junto a otros, sería arrojado cerca del Cementerio Metropolitano.
Esa noche, entre golpes y culatazos ingresamos prisioneros al Estadio Nacional.- .......Y nuestras lágrimas de hombres quedaron en reguero, recordando tu canto y tu voz, amado Víctor, Víctor del Pueblo:
Yo no canto por cantar Te recuerdo Amanda
Ni por tener buena voz la calle mojada
Canto porque la guitarra donde trabajaba Manuel
Tiene sentido y razón Manuel
Que no es guitarra de ricos
Ni cosa que se parezca
Mi canto es de los andamios
Para alcanzar las estrellas
(fragmentos)
Y una de las copias atravesó las alambradas y voló a la libertad y aquí están los versos de Víctor, de su último poema,
“ESTADIO CHILE”:
(fragmento)
Somos cinco mil
En esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil
¿Cuántos seremos en total en las ciudades y en todo el país?
¡Cuanta humanidad hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!.
Somos diez mil manos menos
que no producen
¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas
Así golpeará nuestro puño nuevamente.
CANTO QUE MAL ME SALES
CUANDO TENGO QUE CANTAR ESPANTO
ESPANTO COMO EL QUE VIVO
COMO EL QUE MUERO, ESPANTO.